jueves, 5 de junio de 2014
No abrí la boca y le pegué una patada a la máquina de discos, el tipo se
dio vuelta girando velozmente y me sorprendió con un puñetazo en la cara. Sentí
otro golpe en la nariz, algo más en la frente y el piso frío y sucio en la
espalda. Alcancé a ver a Lorenzo a mi lado, la pecosa que hablaba pero yo no
podía entenderle, mi amigo de bigotes inclinado sobre mí con la camisa
ensangrentada. Levanté la mano como pude y me apoye en mi hermano, me senté en
el suelo. La cabeza me dolía muchísimo, me latía con fuerza como si fuera un
globo a punto de estallar.
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